Muchas cosas ha provocado la pandemia entre quienes disfrutamos con el futbol.

Entre otras, la necesidad de voltear al pasado ante la ausencia de jugadas en el presente.

Así llegó el 10 de abril (hace una eternidad de 74 días), con el festejo por un aniversario, el 32, que hizo resurgir el recuerdo de aquel golazo de Hugo Sánchez ante el Logroñés, aquella inolvidable estampa futbolera de una chilena en la máxima expresión jamás manifestada.

Y llegó el 3 de junio y se recordó, por cumplir 23 años, el "golazo imposible" de tiro de castigo logrado por Roberto Carlos en aquel "Mundialito" jugado en Francia un año antes de la Copa del Mundo del 98.

Después, el 13 de junio, sirvió como magnífico pretexto para conmemorar y refrescar en la memoria ese otro golazo anotado por Borgetti en el 2002, ese increíble cabezazo cuya dirección decidió Jared en el último instante, girando el cuello después de dar la impresión de sostenerse unos instantes en el aire, apenas despegado del piso, aunque sepamos que eso es físicamente imposible.

Y vino ese otro festejo, el 16 de junio, por el cumpleaños 34 del soberbio gol anotado por Manuel Negrete, con esa especie de "media tijera lateral" de elevadísimo grado de dificultad; como también lo tuvo aquella inusitada e igualmente mundialista definición de Cuauhtémoc Blanco en 1998, recordada y festejada el 20 de junio.

Para seguir con los recuerdos y los cumpleaños, el día 21 se conmemoró aquel inolvidable gol de Pelé en la Final de 1970, cuando el astro brasileño produjo -por primera vez en el futbol- esa misma impresión de sostenerse en el aire para después darle a su cabezazo la fuerza necesaria y la dirección precisa.

Y llegó el 22 de junio con el festejo y el recuerdo de aquel tiro de castigo ejecutado por Ricardo Ferretti, con un balón golpeado a los 37 años del "Tuca" como si todavía tuviera 28, golazo que derivó en la obtención del título de los Pumas en 1991.

Ese mismo 22 sirvió para recordar los 34 años del mejor de todos los goles en la historia de las Copas del Mundo, el anotado por Diego Armando Maradona después de eludir a 6 ingleses como si fueran simples comparsas, meras piezas coreográficas que debían seguir trayectorias previamente estipuladas para llegar siempre un poquito tarde a cada movimiento y toque realizados por el único protagonista de la obra maestra.

Un protagonista, por cierto, que 34 años después de aquella proeza futbolera acaba de deleitarnos con una memorable -por lo patética- pieza de baile en la que el dominio del propio cuerpo y los estándares estéticos en cada gesto y desplazamiento estuvieron muy lejos de lo realizado en aquel histórico momento en la cancha del Estadio Azteca.

Ante la ausencia o la escasez de las presentes, las imborrables imágenes del pasado.

Algo comprensible y hasta sano mientras no sea excesivo; porque por desgracia eso suele suceder con mucha gente, tan infeliz o insatisfecha con su presente, que prefiere vivir en el pasado o soñar con el futuro.

Dentro y fuera del futbol, bienvenidos los gratos recuerdos y los esperanzadores sueños, siempre y cuando no nos impidan disfrutar al máximo del más valioso de los días.

No ayer ni mañana, sino HOY.

 
Twitter: @rgomezjunco