Avanza implacable, inexorablemente, la maquinaria del negocio del futbol.

Antes de lo que se juega en la cancha, los borbotones de lana que brotan y cambian de bolsillos.

En México y en todo el mundo son excesivos los movimientos y contrataciones de jugadores, en muchas ocasiones en detrimento del desempeño de los equipos.

En la élite del futbol mundial el Barcelona puja hasta donde puede por conseguir otra vez los carísimos servicios de Neymar a pesar de contar en el ataque con Lionel Messi, Luis Suárez, Antoine Griezmann y Ousmane Dembélé; y a pesar, sobre todo, de que el astro brasileño lleva apagado buen rato.

Para no quedarse viendo, el Real Madrid entra a la pelea en la búsqueda de la opacada estrella del París Saint-Germain, aparentemente sin bastarle con contar entre sus merengues filas con elementos como Eden Hazard, Karim Benzema y Gareth Bale.

En ambos casos, entrándole con española alegría a esa parte del mercado futbolero que consiste en demostrar primero el propio poderío económico en la mesa antes de confirmar o no el futbolístico en la cancha; aunque los dos dando también la ligera impresión de querer no tanto conseguir a Neymar, sino garantizar que el acérrimo adversario no lo consiga.

Como competidor en esa misma liga, con la salida de varios de sus jugadores más importantes el Atlético de Madrid primero parece avisar que reducirá costos y calidad del plantel, pero después demuestra la intención contraria armándose al máximo. Y en mayor o menor medida hacen algo similar muchos de los grandes clubes de las demás ligas europeas.

En los mexicanos lares, por supuesto, para no quedarse afuera de esa moda varios equipos aprovechan hasta el último día para ver qué compran o a quién contratan.

Ahora resulta, por ejemplo, que al América "le urgía" reforzarse para cubrir las bajas que se le acumularon entre idos y lesionados.

Bajas que en realidad dejaron a un plantel que contaba con 18 figuras, "solamente" con 14.

Es decir, que ahora algunos buscan tener no uno sino dos cuadros de primera línea, con 18 o 20 de esas figuras, de esos futbolistas que fácilmente serían titulares en cualquier equipo mexicano; como los tienen también los Tigres y el Monterrey.

¿Cómo estarán haciéndole el Santos-Laguna y el León, que apenas cuentan con seis o siete jugadores de ese nivel?

¿O el increíble Querétaro, que cuando mucho tiene a tres o cuatro futbolistas en esa categoría?

Quién sabe, pero en realidad muchas veces las contrataciones buscan, antes que el verdadero beneficio futbolístico, el correspondiente impacto mediático. El mercado del futbol en su moderna expresión.

Cosas del balompié profesional... y del suculento negocio que lo envuelve.

 
 
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