Ante la pandemia de covid-19 hemos sido testigos de la suspensión de eventos deportivos para salvaguardar la salud tanto de los aficionados como de los equipos.
Sin embargo, algunas decisiones tardan en llegar debido al costo que esto implica. Pero ¿hasta dónde anteponer los intereses económicos a la salud? Primero fue el Gran Premio de Bahréin que se correría sin público.
Pero lo que recientemente se vivió en el Gran Premio de Australia fue extraordinario. Al comprobarse que un integrante de la escudería McLaren se contagió de coronavirus, se retiró a todo el equipo de la carrera, el reglamento indica que si una escudería no participa, debe suspenderse el gran premio; además de que pilotos como Vettel, Raikkonen y Hamilton se oponían a correr, la FIA se tardó en decidir. Dos horas antes del inicio de la práctica libre 1 canceló el evento, exponiendo no sólo a pilotos y equipos, sino también a los miles de asistentes.
En la historia de la F1 se han dado otras situaciones en las que la FIA prioriza sus intereses. Por ejemplo en Imola en 1994, donde Barrichello sufrió un aparatoso accidente durante las prácticas libres y Ratzenberger perdió la vida durante la Q2, no suspendieron la carrera ni mejoraron las condiciones de seguridad de la pista. El desenlace fue la muerte de Ayrton Senna.
Es momento de reflexionar. #YoMeQuedoEnCasa Twitter: @AnaHexealgb |