El instante en que todo acabó para Tigres. Momento crucial donde hizo enfurecer al destino.

La lesión de Hugo Ayala tuvo como consecuencia el ingreso de Carlos Salcedo. Tigres perdió al experimentado, al que controla los tiempos allá abajo y al segundero que danza siempre preciso, para darle paso al hombre a quien le cuelga en el pecho una granada, como si se tratara de un amuleto.

Carlos Salcedo maneja una tanqueta. Ese vehículo militar y poderoso que suele ser utilizado para labores de reconocimiento y apoyo de infantería. Portentoso y blindado como sus músculos. En ella Salcedo se siente cómodo. Disfruta maniobrarla y sonríe socarronamente sin importante lo que se lleve de paso. Así sean elementos de su mismo pelotón.

Si Salcedo estuviera en medio de una guerra, se sentiría más vivo cuanto más cercano estuviera de la muerte. Ante América, quedó demostrado que no conoce los límites y que no le teme a nada. En el duelo más crucial del torneo, al que llegó por una circunstancia, no le bastaron los errores ni las distracciones que ya había acumulado. Todavía le quedó valor para cometer penal en el momento menos indicado. No supo, no sabe ni sabrá, frenar la tanqueta a tiempo.

Algún coronel, general o capitán deberá tomar decisiones. ¿Qué tan sano es para la estrategia un hombre así en los campos de por sí dinamitados? ¿Por un soldado, vale la pena poner el riesgo a todo un escuadrón sea Tigres o Selección Mexicana?

Hablemos del América. No hizo más que apelar a su grandeza. Fue digno de su historia. Supo guardar su mejor táctica para la noche más espinosa. Sabedor de la desventaja en el marcador no luchó como un grande sino como un gigante. Era la única forma de no caer ante el enemigo de arsenal poderoso.

América entendió que los duelos ante Tigres ya no se juegan como se jugaban hace 20, 1 o 10 años. No es para ellos - y quizá nunca será - un Clásico pero, tampoco es un partido que lleve inscrita la palabra "cualquiera".

Jugó como hace tiempo no lo hacía. Si había perdido seguidores, los volvió a recuperar; si había perdido proyectiles, los volvió a encontrar.

 
 
12 DE OCTUBRE
 
El instante en el que Rayados le hizo un guiño al futuro. El día en el que la inteligencia deportiva del equipo actuó acorde al rimbombante título que aparece en el organigrama. El momento en el que Antonio Mohamed regresó tras el cese de Diego Alonso que tenía aletargado al equipo más caro de la Liga MX.

Hace un par de semanas, ¿quién hubiera imaginado que Rayados llegaría más lejos que Tigres? Quizá ni ellos mismos. Y hoy tras dejar fuera al líder Santos de manera aplastante, lucen fortalecidos.

Quedan cuatro batallones. Los mapas con la estratagema están sobre las mesas. El destino está bastante confundido con lo hasta ahora sucedido. Coches de combate alistados.

 
Twitter: @CARLOSLGUERRERO