Otro torneo que se le va a Cruz Azul. En unos cuántos días dirá adiós. (Bueno, técnicamente lo ha dicho). Se va sin pena ni gloria y sin boleto de acceso a esa fiesta a la que, seamos sinceros, entra cualquiera. Carnaval que de VIP tiene poco y que aunque nos deleita y enloquece cada seis meses, premia a los irregulares y pone en jaque a los regulares.
Cruz Azul se despedirá el 23 de noviembre cuando se reanude el torneo. Lo hará ante el Atlético San Luis, otro equipo abrumado y enjaulado por tantas malas decisiones. El Estadio Azteca tendría que lucir solitario, ausente y hueco. No habrá nada que celebrar ni motivo alguno por el cual asistir. ¿Pagar un boleto por verlos cabizbajos al momento del silbatazo?
Pero como ya es costumbre en la atmósfera cementera, no pasará nada. La leal afición no abandonará por completo. Habrá quienes aplaudan el esfuerzo del equipo y quienes se dejen llevar por los victimizados rostros de sus ídolos tras el fracaso. No faltarán los que lloren de impotencia o frustración y los que seguirán leales a la causa como lo han sido hasta ahora.
Total, siempre habrá un próximo torneo y apenas ruede la pelota en la jornada uno, ahí estarán los nobilísimos aficionados con la firme convicción de que el torneo venidero será el bueno.
Cuando León llevaba años en la división de ascenso, alguna vez Antonio "La Tota" Carbajal me dijo que la afición tenía parte de culpa. Que tanto "apapacho" y tanto apoyo en las malas le generaban un enfermizo conformismo a la institución. Que en tiempos de sequía era más importante exigir que solapar.
El aficionado de Cruz Azul no dejará de ser fiel si comienza a darle la espalda al equipo. Es importante que demuestren su inconformidad y el hartazgo de los infumables torneos acumulados. Insisto, no dejarán de ser leales por levantar la mano.
Si los resultados del actual torneo, si los golpes bajos que se dan los directivos, si las pugnas internas en la estructura del club, si la incertidumbre y si el bajo nivel de las supuestas figuras no les causa escozor, no sé qué más necesiten para exigir que les devuelvan la grandeza que algún día tuvo Cruz Azul.
Algo como aficionados tendrán que hacer. Mientras se queden con los brazos cruzados, el negocio del fracaso seguirá siendo utilizado como principal método para enriquecer bolsillos.
Daría la sensación de que los únicos que sufren son los que portan banderas y brincan con los cánticos. ¿Y los protagonistas? Ellos se lamentan un rato.
En fin, mientras las mentes maestras del proyecto planean los próximos fichajes y los jugadores revisan desde ahora el calendario para ver cuándo podrán volver de la playa con las maletas llenas, al aficionado sólo le queda revisar el calendario para ver cuándo iniciará el siguiente torneo.
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