De un tiempo a la fecha, Ricardo Peláez se ha convertido en algo así como la panacea del futbol mexicano. Y no es que se venda así ni que se promueva así o que ande por la calle anunciándose así. Es simplemente la percepción que le envuelve. (Y dicen que la percepción es realidad).
Los resultados respaldan a Peláez. Nadie puede negar que hizo bien las cosas con América y Cruz Azul. En su carta de presentación tiene los incisos suficientes para convencer a quien sea de que su fórmula es la adecuada para que todo proyecto deportivo funcione.
No me parece ilógico que Chivas piense en él si pretende salir de la hecatombe deportiva, de la inestabilidad institucional y de ese lúgubre túnel por el cual transita desde hace cinco torneos. Para el Guadalajara es el halo de luz que les hace saber que hay tiempo y vida.
Todo dependerá de cuánta libertad tenga y también, del presupuesto que tendrá para comenzar a escribir, desde hoy, la lista de pendientes, faltantes, provisiones y materia prima para volver a surtir esa alacena que luce un tanto vacía y deprimida.
El margen de maniobra sería menor al de América y Cruz Azul. Depender sólo de jugadores nacionales cambia por completo el esquema de trabajo que instauró en sus dos clubes anteriores.
Eso sí, la exigencia será similar. Nada que no sepa soportar Peláez. Ya estuvo en el equipo más obligado por grandeza y en el más presionado por necesidades de resurrección. Chivas será un punto medio entre América y Cruz Azul en términos de apremio.
Si a Peláez lo dejan trabajar, no veo cómo pueda repetirse algún tipo de fracaso deportivo.
Tiene conocimientos y es respetado. Guadalajara estaría acertando. Lo de Chivas no pasa por un problema de entrenador y sí, por un tema de proyecto.
Peláez sabrá poner el pecho a las balas, le dará identidad a la parte estructural, fungirá de vocero, de directivo, de enlace con el dueño. Pesará ante los medios, ante el resto de los directivos, ante el arbitraje y ante sus propios jugadores.
Espero que en el proyecto que ha presentado exista algo así como "Chivas debe tener a los mejores mexicanos". Algo tremendamente alejado a la actualidad que vive el equipo.
Si yo fuera Peláez, ya estaría sondeando a Javier Hernández, a Carlos Vela, a Héctor Moreno. Vería la posibilidad de retener a Macías un año más e iría (robaría, seduciría) por los mejores prospectos de todos los clubes en las fuerzas básicas.
El Club Deportivo Guadalajara requiere de un golpe maestro y no martillazos con herramientas de plástico. Chivas necesita más a Peláez que Peláez a Chivas.
Veremos dónde termina el mesías directivo; otro despampanante club que viste a rayas también le coquetea y parece que Chivas tiene al menos dos opciones más para el medular puesto. "Vasco" Aguirre, una de ellas.
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