Hemos pasado años intentando descifrar, cómo es que México puede lucir al nivel de una potencia como Alemania y después verse tan mal ante Suecia, volar contra Argentina en eliminación directa, pero batallar ante Irán, jugar al nivel de los mejores en el Mundial y batallar tanto para avanzar en Concacaf.
La Selección Mexicana se engrandece o se achica dependiendo del rival que tenga enfrente, ese parece ser el diagnóstico, lo difícil es entender por qué.
Después de observar la evolución del matrimonio monográfico entre México y la Concacaf, me temo que nuestros equipos están padeciendo del mismo síndrome bipolar. En lugar de que los equipos de la Liga MX están llevando hacia arriba a los equipos de la MLS, centroamericanos y caribeños, los equipos tricolores se están estandarizando a un nivel mediocre de competencia.
Se miden ante Boca, River, Flamengo, Internacional y juegan al nivel los mejor del continente, pero se miden ante El Chorrillo, Comunicaciones, Alianza y se ponen al nivel de lo peor del continente. Los equipos mexicanos no saben liderar, son seguidores; siguen a los mejores del mundo a las alturas y al mismo tiempo siguen a los peores rumbo al inframundo.
Estoy convencido que a raíz del roce competitivo con Conmebol a nivel de Selección y clubes, el balompié nacional creció, desde la sorprendente Copa América en 1993, hasta el lugar más alto de su historia en el ranking mundial de la FIFA previo al Mundial Alemania 2006, participaciones históricas en Copa Libertadores/Sudamericana y una generación de jugadores exportados a Europa sin precedentes.
El problema es que por más que reconozcamos las contras de no competir en Sudamérica, no podemos solapar que la razón se convierta en pretexto. Aterricemos en la realidad, Conmebol no existe para México en el presente y es momento de que nuestro futbol se reconozca como el líder de una Confederación en desarrollo.
Los líderes marcan la pauta, responsabilidad que las escuadras mexicanas no han asumido; juegan con la soberbia de saberse superiores y capaces de resolver situaciones complicadas "cuando aprietan". Aquí es donde pienso, que un campeonato de la MLS en la Concachampions, podría ser lo necesario para que los equipos nacionales recuperen el nivel y la supremacía perdida.
México debe respaldar el plan Concacaf y buscar pequeñas participaciones en Conmebol. Los campeones/subcampeones deben seguir respondiendo a la Liga de Campeones, pero los mejores del resto tendrían que disputar la Libertadores, en lugar de la Copa MX. Estoy seguro que con buena disposición, el calendario no será problema.
Basta de culpables externos, la ausencia de México en Conmebol es importante, pero no es tan determinante en el desarrollo de nuestro futbol como se cree. No permitamos que un tema de escritorio sirva como escudo para los técnicos y jugadores, que son los principales responsables.
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