Tengo ya 10 meses viviendo en la Ciudad de México y conforme voy conociendo la manera de trabajar de la prensa capitalina y sus aficionados, me voy dando cuenta que términos acuñados en el deporte norteamericano, como sobrevalorado e infravalorado, son poco familiares en este mundo centralizado.
Suena muy feo, pero sobrevalorado tan solo significa que se le da un valor a alguien o algo por encima de su valor real; para nada significa malo, incapaz o deficiente.
El mejor ejemplo de un jugador sobrevalorado lo encontramos con el polémico Rodolfo Pizarro, una autentica pirita del futbol; un jugador que a sus 25 años y en tres transferencias, ha movido cerca de 50 millones de dólares. Entiendo que un equipo limitado a contratar jugadores 100 por ciento mexicanos, como el Guadalajara, haya pagado 15 millones de dólares por este futbolista y de hecho, el mejor Pizarro lo vimos con las Chivas.
Pero ¿qué tiene que andar haciendo el Monterrey pagando los mismos 15 melones cuando tiene todo el mundo para contratar?
Por suerte para sus dirigentes existe un mercado alterno con tintes de burbuja llamado MLS y da la casualidad que su ultimo entrenador despedido, Diego Alonso, se convirtió en el técnico del Inter de Milán, perdón, Miami... y está futbolísticamente enamorado de Pizarro, que en los últimos meses ha representado problemas y no soluciones para Rayados.
Repasemos los números del tamaulipeco con la Pandilla: 64 partidos, 9 goles, 6 asistencias, 12 amarillas y 2 rojas. Imagínense que el criticado y lesionado Jonathan Urretaviscaya brindó 5 asistencias (una menos que Gilbert) en la mitad de partidos disputados. Sí, el equipo de David Beckham pagó 19 millones de dólares por un jugador ofensivo que tiene más amonestaciones que goles.
Pero entonces, si tan bueno es Pizarro como dicen, ¿por qué Europa no quiso pagar ni la mitad de su cláusula de recisión? Será que ellos como primer mundo futbolístico si analizan la película completa de un jugador y no solo las partes lindas. ¿Acaso ellos saben que "La Chofis" López participa en un gol de su equipo cada 275 minutos y el inflado de Rodolfo Pizarro cada 324?
Esta clase de jugadores son justo lo que le duele al futbol mexicano; jóvenes con talento de sobra que prefieren culpar a factores externos, en lugar de asumir responsabilidad para alcanzar su máximo potencial. Viven de logros colectivos, pero individualmente no tienen con qué sostenerlos.
Rodolfo Gilbert Pizarro es un gran jugador, pero está muy lejos de ser el crack que México y "El Tata" Martino creen tener. Ha llegado el momento de cerrar las puertas e ignorar la adulación masiva de sus fanáticos y alguno que otro periodista.
Depende de él convertir a Miami en un acercamiento no solo geográfico a la elite del futbol europeo. Será su juego y su manejo fuera de la cancha lo que definan si la MLS resulta un retiro prematuro o la famosa catapulta al Viejo Continente. Twitter: @AldoFariasGzz |