Vivimos tiempos de transición en el fútbol mexicano, constantes cambios con los que resulta complicado tener la certeza para definir aspectos que en teoría ya lo estaban.
Tiempos en los que hasta el valor de la Selección Nacional se encuentra en duda, en los que no comprendemos cómo es que durante tanto tiempo pensamos que la solución de nuestro balompié estaba en exportar futbolistas a Europa y hoy que los tenemos, nos damos cuenta que no era tan determinante, en los que batallamos para definir el equilibrio en la parte profesional y personal, en los que hasta el orden jerárquico de los equipos se encuentra en plena disputa.
Lo único claro en medio del caos, es que el América sigue siendo el más grande de México.
Algunos piensan que es por su dinero y Televisa, otros que por simple tradición y obviamente, no falta quien se lo atribuye al poder que ejercen en la Federación.
La respuesta correcta no es ninguna de la anteriores; si el America ha podido preservar su grandeza, es gracias a su responsabilidad.
America y Rayados concluyeron actividad el mismo día (29 de diciembre), contaron con el mismo tiempo de preparación y el privilegio de no disputar la Fecha uno.
Entonces... cómo es posible que después de seis fechas disputadas en el Clausura 2020, las Águilas son sublíderes generales con 13 puntos, mientras que los albiazules son el último lugar de la Tabla General con tres puntos y cargan con la cruz de ser el único equipo del torneo que no ha ganado.
La situación se agrava cuando recordamos que la fecha de su último partido y el tiempo de preparación, no son las únicas similitudes entre los casos: ambos cuentan con dos de las mejores plantillas del continente americano, entrenadores de primer nivel y empresas comprometidas. De hecho, podemos decir que el arranque de los capitalinos ha sido más rocoso que el de los regiomontanos con la venta de Guido Rodríguez (el mejor jugador de la Liga), refuerzos tardíos, novelas como la de Nico Castillo, incertidumbre como la de Roger Martínez, lesiones como las de Renato Ibarra, y ausencias por actividad internacional como las de Nico Benedetti y Federico Viñas.
A pesar de todo, el América entiende que la grandeza no queda con las excusas, algo que al parecer los equipos de Nuevo León siguen lejos de comprender.
Meto a los Tigres, porque su décimo lugar resulta aberrante con tantas armas a su disposición; un equipo que constantemente desperdicia oportunidades de grandeza, que van desde Finales internaciones, hasta simples partidos como este último ante Santos.
Me queda claro que los directivos de ambos equipos regiomontanos tienen claras sus aspiraciones de grandeza y lo que necesitas para conseguirla, pero no estoy convencido que estas ideas, bajen eficientemente hasta el cuerpo técnico y los jugadores.
A Tigres y Rayados, hay que aclararles que ser o aspirar a ser grande, lejos de ser un privilegio, es una responsabilidad.
Twitter: @AldoFariasGzz |