MONTERREY.- Hay columnas que resulta obligado escribir... y ésta es una de ellas.
Porque se fue Mario Castillejos Valle; intempestivamente, antes de tiempo, sin avisarnos que se iba.
Un magnífico observador del futbol, profundo conocedor del mismo, apasionado como pocos para defender su visión del juego, ejemplar columnista y comentarista cabalmente comprometido con su propia independencia.
Junto con Toño Nelli, pieza primordial del periodismo televisivo-futbolero-regiomontano durante lo que va de este siglo.
Del futbol regiomontano antes que todo porque las cosas de nuestro balompié casero lo movían y apasionaban como ninguna otra; pero con una trayectoria de alcances nacionales (al igual que Toño) porque tenía capacidad de sobra para recorrerla. Con mayores luces futboleras como analista y diletante del juego, que varios comentaristas que ocupan espacios supuestamente más importantes; no sólo en la Televisa de antes y el TUDN de ahora.
Al margen de las vanidades inherentes a la gente de la pantalla, Mario disfrutó a plenitud y ejerció con inusitada pasión e intachable profesionalismo cuanto espacio le tocó ocupar. Con el micrófono y con la pluma.
Gozaba con lo que hacía porque hacía lo que más le gustaba y quería.
Aunque en circunstancias normales trate yo de eludir la escritura en primera persona, en este caso se me antoja casi casi ineludible, como ineludible resulta utilizar de vez en cuando el necesario gotero para evitar que todo lo escrito salga a borbotones.
Porque algo debo decir a manera de homenaje y desahogo, no sólo sobre el reconocido hombre de futbol, sino también sobre el entrañable amigo.
Compañero y vecino en estas páginas durante casi 14 años (y de 2007 a 2012 en Televisa), Mario fue amigo antes, durante y después de cada etapa y lugar en los que coincidimos. Uno de esos amigos que le agradezco al maravilloso mundo del futbol. Alguien con quien la retroalimentación futbolera era tan inevitable como enriquecedora.
Quienes lo hayan "conocido" solamente por su activa y muy controvertida participación en la vorágine de esas selvas modernas llamadas "redes sociales", en realidad estuvieron muy lejos de conocerlo en su valiosa esencia.
Si toda muerte es prematura en mayor o menor medida, la de Mario Castillejos lo ha sido mucho más; porque se fue en plenitud de condiciones, colmado de proyectos e inquietudes, intacta y tan alimentada como siempre su contagiosa pasión por el futbol, todavía "soñando y leyendo cuentos de hadas", plenamente consciente de que "todos queremos ir al cielo pero nadie quiere morir", como lo escribió hace apenas unos días.
Muchos lo extrañaremos como excelente analista y lo recordaremos como peculiar, polémico, incomparable personaje. Pero en algunos que tuvimos el privilegio de tratarlo con más frecuencia y cercanía, quedará sobre todo el recuerdo del incondicional y entrañable amigo.
Como elemental desahogo, como indispensable catarsis, sólo nos queda manifestar nuestro sentido agradecimiento con él, externar la satisfacción de haberlo conocido... y mandarle un abrazo.
Twitter: @rgomezjunco |