| | De las máquinas y los humanos | | Francisco Javier González | 23-01-2020
en CANCHA
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| | | | Pasaron los tiempos en que los errores arbitrales no eran asumidos y se guardaban en la bóveda más escondida de los archivos federativos.
Dada la prohibición de la FIFA -más cerrada que la metafórica caja fuerte- era que no se podía hablar desde el gremio de la justicia de situaciones juzgadas en el juego. Ni para mal, ni para bien.
Salir a enfrentar las opiniones adversas al manejo del VAR pinta a Arturo Brizio como lo ha sido siempre: un personaje con categoría al portar el silbato y también al administrar a quienes hoy lo utilizan.
El presidente de la Comisión de Arbitraje lo pone simple: durante la Liguilla hubo solamente un error del video arbitraje, pero hubieron otros que corresponden a fallas de los árbitros cuando utilizaron la herramienta.
Es cierto: la imagen difícilmente se equivoca. El problema consiste en la manera en que es utilizada -o desdeñada- para tomar la decisión final sobre una jugada que amerita revisión.
Cuando se citó en este mismo espacio después de la Final entre América y Rayados el error de César Arturo Ramos al no señalar el penal sobre Guido Rodríguez, las redes sociales de quien escribe se convirtieron en un juego de gotcha.
Es fácil confundir la pasión con la agresión y el señalamiento con lo tendencioso. Nada nuevo, francamente.
Pero Brizio, en su presencia ante los medios de comunicación, confirmó el error de procedimiento del joven maravilla del arbitraje al no revisar concienzudamente la imagen que le entregaba, gracias al VAR, una evidencia irrefutable. Sí era penal.
No es necesario suponer que hubiera pasado si se hubiese marcado el castigo: faltaba que el América lo anotara, que Rayados no reaccionara como lo hizo en el segundo tiempo y que la historia fuera diferente. Eso es inútil.
Ni siquiera el punto es hablar de la ligereza con que el América resultó afectado.
Lo es, sí, la imperfección de criterio de árbitros que reciben un helicóptero de rescate para salir de un atolladero y deciden no subirse a el.
El VAR es algo que sigue oliendo a nuevo, que en efecto les hace eludir responsabilidad a los árbitros y atrofia la seguridad de quienes cambiaron unas fracciones de segundo por un paquete de repeticiones para tomar cada decisión.
Más justicia sin quitar fluidez; más aptitud sin desdeñar la tecnología.
Ni ignorar la tecnología ni sujetarse cien por ciento a ella en jugadas que no son ni claras ni obvias y que sí están afectando decisiones por repeticiones milimétricas que están complicando el desarrollo y el entendimiento del juego.
Que la tecnología y lo que se invierte en ella sume, y que los errores de su uso no resten en casos cruciales, como lo es una Final.
Con eso ganaremos todos.
Twitter: @FJG_TD | | | |
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