Es cierto que nos quedamos otra vez con la sensación de drama porque la derrota sucedió cuando ya no había tiempo de reaccionar.
Está a la altura del gol de Argentina en la Confederaciones del 2005, cuando Salcido había hecho el tanto de su vida. O como el de Maxi en Leipzig un año después en el Mundial. O el "no penal" de los holandeses en Brasil.
Esa fue Selección Nacional, pero el sentimiento es el mismo para la mayoría porque Rayados representaba al futbol mexicano en su duelo desigual contra el campeón de Europa que terminó siendo tan parejo que sólo eso, el drama, podía inclinar a cualquier lado.
La agonía de ese gol en el minuto 91, la de los tiempos extra o la de los penales.
Rayados, si, llevó el partido hasta esa orilla para terminar perdiendo el juego, pero ganando cartel. Un cartel, una imagen que no mitiga la derrota pero que siembra semillas para un futuro que aunque la emoción no deja ver ahora, si existe.
El tiempo borrará ese conocido golpe al hígado que ya sentimos tantas veces y que se repite ahora porque así como para un maratonista el último kilómetro es el más duro, para un equipo de futbol lo es ese centímetro que falta para cambiar la derrota honrosa por la victoria que no necesita explicación.
Por eso los aficionados regios caen fatigados como cuerpo sin fuerza al lado del sillón desde el que vieron el juego, del escritorio de la oficina o del asado que se improvisó en día y horario hábil porque lo de ayer era en domingo puesto como prótesis a media semana.
Hay quien pensará que perdiendo, no hay nada que rescatar; que nadie se acordará después de algunos días de una actuación no solamente digna sino memorable, que dejó rabiando también a su técnico y a sus futbolistas porque sabían que estaban para más.
Los anfitriones cataríes quedarán contentos en este, su nuevo mundo futbolero, por la Final que repite la tradición: el europeo famoso se enfrentará al sudamericano célebre.
Su Al Sadd recibió 9 goles en dos partidos pese a tener a Xavi Hernández en la banca. Ellos si que están más lejos de sentir que el destino les arrebató en el último minuto un partido histórico. Perdieron desde el primer silbatazo. Su mejor papel sigue siendo el de espectadores, por lo menos a nivel de clubes.
Sabrá Mohamed cómo manejar su plantel para llegar lo mejor posible a la Final contra el América después de este viaje mas largo que los de Colón.
Hay que administrar las fuerzas, recuperar los golpes físicos y anímicos, cumplir con el tercer partido en Doha y dominar un cambio de horario temible antes de aterrizar en su estadio para el partido de ida contra el América.
Rayados no regresa victorioso pero si orgulloso.
Y listo para enfrentar el reto inesperado que le deparaba la Liga en casa.
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