Lo he repetido infinidad de veces. Soy un amante del inigualable drama que arroja el descenso. Crecí en una zona donde los titulares de los viejos periódicos hablaban de salvación y pocas veces de gloria deportiva.

Para mí, ha sido, es y será, siempre especial y doblemente adictiva esa emoción que desprenden los duelos de vida o muerte por una permanencia.

Hoy, en medio de la incertidumbre respecto a lo que sucederá en los próximos años en nuestro balompié respecto al Ascenso - descenso, vale la pena recordar algunos pasajes y datos que le dieron forma y dimensión a eso que en otras palabras se llama: castigo. Tenebroso calabozo por donde infinidad de equipos (casi siempre los mismos) pasaron noches de nostalgia y llanto.

Fue en 1950 cuando en el futbol mexicano fue construida y colocada esa oscura jaula a donde era enviado y/o relegado el peor de la competencia. Sitio con acceso directo para todo aquel equipo que en un ciclo entero había sido incapaz de salir del último puesto.

El Club San Sebastián de León sería el primer conjunto descendido. Vestía a rayas blancas y verdes y a veces, un extraño uniforme a cuadros blancos y negros. Era dirigido por el argentino Marcos Aurelio y jugaba en el recientemente demolido Estadio La Martinica. Casa también del poderoso León de los años 40 y del extinto Unión de Curtidores.

Pero nuestra Liga evolucionaría y con ello, los reglamentos irían mutando. Aunque era todavía una etapa romántica, ya se comenzaban a poner sobre la mesa formatos que fueran menos abrasivos para los que deambulaban en la zona roja. Así que se establecieron juegos con los dos de menor puntaje y después, cuadrangulares con los más reprobados del salón. Duelos pasionales que muchas veces resultaban más atractivos.

Jabatos de Nuevo León fue el primer descendido bajo el nuevo formato en la campaña 68-69, en una serie ante El Oro de Jalisco. Para la temporada 71 -72, cuatro equipos debieron luchar por la permanencia. Atlético Español, Torreón, Irapuato y Veracruz, siendo la Trinca Fresera el que diría adiós a la Primera División. (Les digo, casi siempre los mismos).

A inicios de la década de los noventa, las cosas volvieron a cambiar y esta vez fue un algoritmo, una ecuación matemática, lo que mandaba al fondo del barranco al último de la competencia de acuerdo a un porcentaje, a un promedio establecido entre juegos y puntos obtenidos.

Bajo ese criterio, Cobras de Ciudad Juárez fue el primer afectado luego de ganar 6 partidos y perder 21.

En la estadística de los descensos, es imposible olvidar el calvario que vivieron los ahora poderosos Tigres cuando, dirigidos por Víctor Vucetich, descendieron aún con boleto en mano a la Liguilla. A partir de aquel momento de incongruencia, el reglamento cambió para siempre y la historia de Tigres, también.

 
 
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