El pase a la siguiente ronda frente a un equipo infinitamente inferior en inversión no es lo que se celebra. Se celebra la emoción de un gol en el último suspiro del partido. Se celebra la consumación de una jugada que, ni en sueños, la habrían formulado los jugadores de Tigres antes de irse a dormir. Se celebra el gol de cabeza (golazo, dicho sea de paso). Se celebra que el gol no haya sido del que normalmente los hace, sino de quien los impide. Se celebra la forma, no el fondo.

¿Qué de malo tiene que Tigres haya celebrado? Un gol de esa manufactura no entiende de rivales, de nóminas o de instancias. Un gol así es un poema que a cualquiera le emociona. Era obvio que Nahuel iba a estallar en júbilo y que el Volcán haría erupción. Su feroz lava estuvo cerca de congelarse por tantas deudas internacionales.

Nahuel Guzmán lo volvió a hacer. El "Deadpool" del futbol mexicano escribió un episodio más para la saga. Le ha dado otro motivo a los escritores para una tercera o cuarta o quinta entrega.

No conforme con sus anteriores páginas hollywoodenses, el chico malo de la historia, ése que nos confunde porque no sabemos si es el héroe o el villano y ése que da vuelcos a toda trama, enloqueció a tigres, a anti tigres y hasta a rayados. Cualquiera que se diga amante del futbol tuvo que emocionarse con su remate. A quien le haya causado indiferencia... fórmese en otra fila por favor.

Nahuel levitó por unos segundos. Portentoso salto y poderoso remate que quedará grabado en la memoria de todos.

Ahora bien, se celebra porque Nahuel evitó el fracaso que habría sido mayúsculo. El ridículo, vaya. Guzmán salvó el barco. Lo sacó a flote cuando parecía hundido y cuando sonaban los violines del Titanic. Por eso es que causó euforia, por eso es que tuvo tintes épicos, por eso es que sabe a mucho cuando en realidad un triunfo ante el Alianza tendría que saber a nada.

Una cosa es celebrar y otra quedarse con los brazos cruzados pensando en que el buque está a salvo. Habrá que reparar daños, analizar las causas del accidente, porque eso fue. Saber qué originó la colisión luego de tres goles de ventaja.

Habrá que saber diferenciar y pasar las emociones por un tamiz que permita dejar conjeturas congruentes para que no vuelva a repetirse algo así. No es necesario tanto sufrimiento, tanto drama. No siempre habrá un mago, un genio, un villano vestido de héroe o un héroe al que le gusta disfrazarse de villano que venga a rescatarlo todo.

Sirva la lección para que los excesos de confianza no tengan cabida ni cuando millones de dólares de diferencia existan entre un equipo y otro. América y Tigres, debieron barrer aún con arbitrajes en contra, con malas canchas, con hostilidad, con bajas, con cuadros alternativos y con todo lo que me digan. Y no fue así.

 
 
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