Los tiempos digitales nos brindan la posibilidad de convertirnos en lo que queramos, aunque sea por un rato, aunque todo sea una simulación.
Así como los entrenadores, jugadores y directivos se molestan cuando alguien en las redes sociales cree poder hacer su trabajo, lo mismo nos pasa a los comentaristas con miles de fanáticos que por ser los que más saben de fútbol en su pequeño entorno, se sienten con la capacidad para desacreditar nuestra labor.
Lo curioso es que cada oportunidad que tiene el miedo para detener esta cadena, prefieren continuarla: se disfrazan de justicieros sociales para meter su cuchara en la vergonzosa historia de Renato Ibarra, se hacen los ofendidos para no quedarse fuera del tema Marco García, o la última, desacreditan a especialistas y autoridades en algo tan complejo como el coronavirus.
Entiendo que la mayoría de mis colegas expresan sus ideas con buena intención, ¿pero no será que los aficionados ignorantes que desacreditan nuestro trabajo y que tanto nos molestan, también tienen una buena intención?
Lamento informarles que lo que nos choca, hasta cierto punto, nos checa.
Durante años hemos exigido a las autoridades del futbol mexicano elaborar y seguir protocolos, curiosamente cuando la hora de la verdad llega, exigimos lo contrario.
Esta vez, la Liga MX hizo lo correcto: trabajó en conjunto con la Secretaría de Salud, acató el protocolo hecho por expertos y cerró las puertas de sus estadios en el momento que recibió la instrucción.
La pregunta que me queda, es por qué el Vive Latino sí, pero la Liga MX no.
¿Cómo es posible que un festival masivo y conciertos por toda la República se hayan efectuado con público, pero el futbol no?
¿Habrán cerrado los estadios prematuramente por el miedo al "que dirán"?
¿Será qué la presión mediática que representa nuestro deporte pudo más que el deber ser?
En un mundo globalizado, tendemos a centralizar el diagnostico (grabe error), vemos lo que sucede en Europa y USA como si fuéramos parte, pero no lo somos. Los tiempos y las circunstancias son diferentes.
Michael Osterholm, experto en bioseguridad y enfermedades infecciosas, director del CIDRAP y científico en salud pública, advirtió en su libro Deadliest Enemy (2017) sobre lo que hoy estamos viviendo, inclusive pronóstico que el virus vendría de China, al que consideró un "caldo de cultivo".
Recientemente, Osterholm advirtió que la cancelación prematura de actividades cotidianas posiblemente perjudique más de lo que ayude y reconoció que medidas reactivas como lavarse las manos constantemente o utilizar tapabocas, sirven más para tranquilizar a la gente, que para evitar el contagio.
No permitamos que el deporte sea cortina de humo y cuestionamos a los líderes mundiales que debieron prevenir esta pandemia.
Twitter: @AldoFariasGzz |