El dominio de los equipos mexicanos en el torneo de Concacaf es tan abrumador, que ya se suman 14 torneos sin que alguien de otro país se haya interpuesto en su camino hacia el título.
Es más; de esa cantidad de torneos, solo cuatro veces la Final no fue entre clubes aztecas. Parecería que no necesitan de ninguna otra Liga porque pueden solos.
La recién iniciada versión ofreció ya un par de sorpresas: la derrota de los Tigres en El Salvador, el empate del América en Guatemala y hasta los sufrimientos del Cruz Azul que aun ganando su partido en Jamaica, evitó la catástrofe en tiempo de reposición.
Lo que se está viviendo es solo el inicio de una competencia en la que la visita recíproca - lo más justo en cualquier competencia- terminará poniendo en su lugar.
Las primeras rondas ofrecen variables conocidas: rotación en los planteles titulares, canchas complicadas para jugar de visitante, arbitrajes tan malos y localistas como el de Antonio Marrufo anoche en Guatemala y, a veces, hasta desconocimiento del adversario.
Esa superioridad mexicana que es una grosería más que una tendencia, no hace bien.
Y la manera de contrarrestarla es en teoría fomentando la competencia a través del roce competitivo. Para eso, los rivales necesitan crecer y es lo que no ha sucedido.
La visita del LAFC a la cancha del León parecía ser lo más parejo de esta primera eliminatoria, pero la realidad en el campo mostró enormes diferencias en el oficio, técnica y recursos para sacar adelante un partido.
Aunque no debió contar el segundo gol esmeralda por un claro fuera de lugar, la superioridad durante gran parte del juego permite dar por bueno el triunfo. Ni Vela -excesivamente castigado por la tribuna- ni sus jóvenes compañeros fueron realmente peligrosos ante la portería de Cota.
Habremos de esperar la devolución de las visitas, pero los cuatro representantes de la Liga MX deberían avanzar a la siguiente ronda y perfilar la continuidad de esa hegemonía desbordante de toda la historia.
Mientras eso sucede, Gerardo Martino habla con claridad de lo que espera de la Selección Nacional y de las condiciones que deben cubrir los jugadores que han estado en duda últimamente: prefiere que "el Chícharo" juegue en la MLS a que no tenga minutos en Europa, abre la puerta a alguna respuesta de Carlos Vela y aguarda para que Hirving Lozano tenga mas actividad con el Nápoles porque necesita jugadores en ritmo.
La zona parece débil y México no debería sufrir demasiado para conquistar sus objetivos primarios: clasificar a los Olímpicos, a la Copa del Mundo y pensar en metas más nobles que dejar de sufrir en su área geográfica.
Salvo una gran sorpresa, hoy no se sienten amenazas importantes.
México está lejos de los demás.
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