Es del uso común pensar que cuando un equipo es campeón, sobre todo en un Mundial, su influencia es inmediata en el planeta entero.
Y entonces como Francia se coronó con poca posesión de balón y defendiendo de maravilla, y Croacia, su rival, tenía características similares, el contagio táctico sería fulminante.
Recientemente se transmitió por televisión una larga entrevista con Pep Guardiola. Noventa minutos deliciosos con el técnico de moda desde hace muchos años, con un torrente de conceptos que a diferencia de otros, se predican con el ejemplo.
Una de las cosas que dijo Guardiola, es que eso que se dice de campeón es falso.
Los equipos tienen pocas semanas para trabajar la pretemporada, que es cuando se pueden ensayar algunos ajustes al sistema de juego ya instalado. No daría tiempo, aun teniendo a los jugadores ideales para ello, de adoptar la manera de juego de un tercero.
Cuánto tarda en dominarse una manera de jugar es una pregunta cuya respuesta dependerá de muchos factores. No es una receta médica que nos diga que en 72 horas todo estará resuelto.
Pero de cualquier manera, una directiva y la afición que respalda determinada camiseta, deseará esperar sólo el tiempo razonable.
Gerardo Martino tiene una de las voces más claras para habar de ello en México y ha necesitado poco tiempo para darle orden a la Selección Nacional, tan cambiante de técnicos y también de estilos a través de su historia.
Miguel Herrera es igualmente claro para escribir el guion y hacer la puesta en escena, que es lo mas complicado. Ricardo Ferreti, acusado a veces de no ser mas agresivo, tiene una fórmula triunfadora que le ha dado prestigio, títulos y por lo tanto, la razón.
¿Cuántos equipos de nuestra Liga tienen esa manera de jugar definida?
Una forma que nos permitiera, así se quitaran la camiseta y pusieran máscaras todos los futbolistas de un equipo, saber quién está jugando el partido.
La respuesta no incluiría ni a la mitad de la Liga.
Pero además de ello, parecería que el espectáculo a entregar cada fin de semana depende también del humor de los futbolistas.
Pedro Caixinha, con un Cruz Azul que sabía y enseñaba a lo que jugaba hace tres torneos, ahora se desdibuja y sufre.
El portugués se queja de la apatía de su equipo que casi pierde contra el Puebla en casa. Pocas cosas hay tan humillantes. Y Tomás Boy habló parecido de los suyos por la pasividad que permitió al Necaxa ganarles a domicilio.
Entre el tiempo necesario para obtener un sello futbolístico, la irregularidad de muchos de los participantes y un calendario descuadrado que invita a vender y comprar jugadores a medio torneo, la Liga MX ofrece menos de lo que puede dar.
Malas noticias para un torneo que tiene todo para seguir creciendo.
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