Competitivo como es, se revuelve.
Ante las crisis, con el marcador en contra y cualquier forma de ver la vida opuesta a su naturaleza, el deporte es orgulloso.
Habita en un mundo distinto al de los terrícolas normales pese a que se encarga de divertirlos. Pero las cantidades que maneja son diferentes, las casas que pertenecen a sus astros son inaccesibles incluso para nuestra imaginación. Ocupan un lugar preponderante para la sociedad porque goza con ellos, apuesta con ellos y conversa sobre ellos en todo lugar y a toda hora.
El deporte trató de mantener las fechas de los compromisos que tenía anotados en su agenda.
El más reacio a guardar compostura frente a la crisis, pese a que representa más que nadie a la Humanidad entera, fue el Comité Olímpico Internacional que en plena crisis sanitaria mundial, hace unos días, ratificó que Tokio 2020 se celebraría a toda costa.
La natación de Estados Unidos y el Comité Olímpico de Canadá mandaron el mensaje que de tan simple que es, parece aberrante que nadie mas haya emitido antes: no participarían aun si los Juegos pueden celebrarse en las fechas pactadas.
La cascada de anuncios similares se sucederá porque lo primero y único que nos preocupa como individuos, familia, comunidad, pueblo y país, es nuestra salud. Esa bendición que es el punto de partida para todo lo demás.
En México, toda manifestación deportiva se ha suspendido ya, y día a día se plantean escenarios para reponer en lo posible el daño económico y moral que afecta por igual a entidades involucradas, empresas de cualquier tipo y la existencia de millones de personas que hoy se han quedado ya sin sustento.
La Liga MX, de acuerdo a la investigación de CANCHA, pone en estudio el qué hacer cuando la tormenta pase y volvamos a estar seguros todos.
El deporte ha salido de su burbuja porque hoy nadie puede seguir habitando en una de ellas.
El miedo, la precaución, la pandemia aderezada con redes sociales, datos científicos e información de todo tipo, le han obligado a ser humilde.
Para planear, es necesario tener referencias que hoy no las tenemos con certeza. No hay fecha para la nueva salida del sol, para que volvamos a intentar ser como antes o por lo menos para regularizar lo más posible lo que estas semanas de parálisis económica le han acarreado al mundo.
¿Partidos entre semana? ¿darle el título a Cruz Azul porque marcha de líder? ¿Jugar a puerta cerrada cuando se pueda? ¿Alargar todo para reanudar la competencia con su calendario intacto en el momento que nos den la señal?
Hoy, solo se especula. El virus no perdona fechas ni compromisos pactados en ningún ámbito.
Nada importa más que cuidarnos y percatarnos de todo lo que en la rutina diaria habíamos perdido de vista.
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