A principios de los 90, la discusión en el Ajax se centraba en el portero.
Johan Cruyff, que había debutado a un surinamés llamado Stanley Menzo, sostenía que pese a no dominar al 100 por ciento algunos atributos básicos de la posición, le era indispensable por su capacidad de jugar con los pies y por lo tanto, de permitir jugar adelantada a su línea defensiva para presionar al rival en el medio campo.
Para el legendario técnico holandés -arquero en sus inicios como futbolista- era más importante el diseño de juego que algún error individual que pudiera presentarse ocasionalmente.
Hay quienes rabiosamente no estaban de acuerdo con el, favoreciendo un concepto básico aunque menos revolucionario: el portero sirve para atajar. Si no lo sabe hacer bien, no sirve.
En Holanda se discute de futbol, de inclusión, de tolerancia y de muchas otras cosas.
Es un país que tuvo que inventar su propio espacio para extenderse sobre el mar y poder sobrevivir. A experimentar en la navegación, en la ingeniería, en la filosofía y en el futbol.
Tiene una escuela fundacional que sentó las bases, siempre a partir de la creación de espacio.
Otra de sus características es la del dominio de las posiciones.
Si la Holanda del 74 puso a jugar toda su línea defensiva en lugares que no eran los que solían jugar, la sub 17 del 2019 encontró soluciones a las dos derrotas con que se presentó en Brasil haciendo lo mismo: intercambiando posiciones.
El lateral derecho se convirtió en defensa central y su extremo derecho en centro delantero.
Las escuelas holandesas, y particularmente la del Ajax, trabajan de esa manera. En el plantel naranja hay ocho jugadores de ese club y por lo tanto, naturalidad para hacerlo.
No es que los resultados siempre les hayan favorecido.
De hecho la última vez que fue semifinalista ocurrió en Perú 2005 y fue eliminada por el equipo mexicano de Gio, Vela y compañía.
Pero ha sido fiel a una escuela y defiende conceptos que si no le dan triunfos ahora, terminará ofreciéndoselos después.
A los holandeses no les urge ganar tanto como formar. A México, exitoso en la categoría, debería ocurrirle lo mismo.
La duda no es esa, sino que consiste en saber si también los verdes están defendiendo una causa, una escuela propia que a través de los años nos describa y defina más allá del resultado de un partido como el de hoy.
La buena noticia es que seremos puestos a prueba nuevamente por un equipo importante y que luego vendrán Brasil o Francia. Ojalá en la Final.
Ojalá que habiendo vencido de nuevo a la Naranja juvenil con la misma autoridad con que se ha llegado hasta aquí.
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